Irrespetuosos plumíferos

palometum inrespectus

Todavía recuerdo aquellos tiempos felices en que una blanca paloma transportaba en su pico una rama de laurel hacia todos los confines de la Tierra, llevando así paz a todos sus habitantes. Si, en aquellos días felices las palomas simbolizaban la paz. O también, servían de mensajeras en una sacrificada labor en pos del bien de sus respectivas patrias.

Lejos de aquel inmaculado blanco y esa portentosa gracia, hoy día estos horrendos animalejos no son mas que una sombra corrupta de su memoria. Grises, con manchas negras, gordas y fofas hasta el punto de casi renunciar al vuelo, se puede atisbar en sus ojos saltones un dejo maligno, maquiavélico. Insatisfechas en su condición y estatus dentro del escalafón de la cadena alimenticia, las palomas han decidido sublevarse. Yo, en mi karma de elegido del destino, presencié el acontecimiento.

Nuevamente en mi habitual repartija de sobres de los lunes, fue que decidí detenerme a almorzar. Me agencié 2 hamburguesas con una salsa picante que no era picante y lluvia de papas en un kiosko cito en la esquina frente a la plaza que se disputan la Facultad de Medicina y la de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Sentome en un banco de esa plaza y dispuseme pues, a comer mi almuerzo. Fue entonces cuando comenzaron a acercarse, cada vez eran mas, y caminaban en círculos acercandose lentamente hacia mi y mis hamburguesas. En mi consternación comprobé que no se alejaban mas que lo estrictamente necesario para evitar mis manotazos y patadas que les propinaba para ahuyentarlas.

Practicamente me atraganté con las hamburguesas para que de morir yo en un ataque carnicero por parte de los irrespetuosos plumíferos, no pudiesen ellos disfrutar de las mismas. En ese mismo instante todas echar a volar respondiendo a un llamado de otras palomas que se ubicaban atras mío en otro sector de la plaza. Pensé que todo había acabado, pero no. Al igual que ellas, todas las demas palomas de la zona, respondieron al llamado y en bandadas se dirigían al sector de la plaza que se encontraba detrás de mi. Volaban al rás, indefectiblemente habrían de pasar por donde me ubicaba yo. "se van a mover, se van a mover" me repetía cuando me vi envuelta en una especie de juego del gato y el ratón, pero con palomas y yo mismo. Le gane a la ave líder, que encabezaba al resto, ya que se desvió para esquivarme, pero ante el elevado numero de las demas debí comenzar una especie de danza marcial para esquivarlas.

Sobreviví por supuesto. Pero una vez mas, me encuentro en la necesidad de concientizar a la población del mundo sobre la que puede ser una de las mas peligrosas revoluciones avícolas en los anales de la historia. Estén atentos, y vigilen los cielos!